Esta es la quinta entrada de una serie de diez. Constituyen en conjunto una entrevista solicitada por una revista especializada en la nueva educación.
5.
¿Cuáles son las tendencias en tecnología
educativa que merecería destacarse en la actualidad desde su perspectiva?
Más que de tecnología educativa cabría hablar
simplemente de educación. ¿Es posible hablar hoy día de una educación que
desconozca o que prescinda de la tecnología digital? ¿Sería posible hablar hoy
día de finanzas, de la bolsa de valores, de los medios de comunicación, la TV,
la prensa,…o del tráfico aéreo o ferroviario, sin hablar de la tecnología o de
las redes? En ese sentido ¿por qué iba a ser distinto en educación?: En la
actualidad no hay diferencia entre una educación con tecnología y educación
simplemente. Cabría hablar de distintos usos e intensidades de uso. Respecto de
los ambientes en que se produce la educación y de la intensidad del uso de la
tecnología con relación a las distintas situaciones y actividades y
metodologías docentes, hay un continuum que va desde situaciones
metodológicamente muy similares como son la educación clásica, basada en la clase,
en la lectio, pero con apuntes soportados en PDF accesibles por
Internet, o en la lectio en hangout o en videoconferencia o en
video de MOOC, que estarían en un extremo, y la enseñanza personalizada, uno a
uno, basada en redes y en la analítica de datos, o con Mastery Learning, que estarían en el otro extremo. Pero fíjense que
los polos de esa tensión los marca en todo caso la personalización, no la
tecnología, que se utiliza actualmente en todos los casos:
Lo
que parece claro, a partir de experiencias, informes e investigaciones es que
en la educación convencional, sin adjetivos, existe un continuo de situaciones
de aprendizaje motivado o hecho posible por la tecnología, que va desde la
enseñanza presencial física, cara a cara, a los programas de formación
totalmente en línea. Esas situaciones han recibido distintos nombres:
Enseñanza ayudada por la tecnología (classroom aid), flipped classroom,
blended learning, móvil learning, ubiquitous learning, y finalmente
anywhere anytime learning.
Lo
que es común a todas las situaciones es que cada profesor o instructor o, en
otro caso, cada diseñador instruccional tiene que decidir en qué parte
del continuum se sitúa cada parte del programa en particular.
Por otra parte los gestores académicos y los organizadores de los programas
deben ser receptivos a estos planteamientos en sus esquemas organizativos. Y,
como muchas veces sucede en la educación ayudada por la tecnología, no existen
evidencias de investigaciones consistentes ni bases teóricas para realizar
estas determinaciones ni para tomar decisiones. Pero sí hay abundantes
experiencias sobre criterios limitantes del aprendizaje en línea. La
primera de ellas es que hay ciertas actividades que no se deben hacer on
line si es posible hacerlo de forma presencial. Y que por otro lado las metodologías docentes que se han mostrado
eficientes en la educación ayudada por la tecnología se están incorporando a
marchas forzadas al resto de situaciones, incluida la enseñanza face to face. Se trata de un concepto y
una situación dinámica. Está variando, y va a variar, en función de una
constante muy poderos, la que realmente, respondiendo a la pregunta es la
tendencia tecnológica educativa que merece destacarse: La educación abierta.
La
creciente disponibilidad de repositorios de recursos abiertos (OER), de libros
de texto abiertos, de investigación abierta y de datos accesibles
significa que, en el futuro, casi todo el contenido educativo y el académico
será abierto y de libre acceso a través de Internet, con la consecuencia de que
habrá nuevas posibilidades y formas de que alumnos y profesores interactúen.
Esta
situación dará lugar a la aparición de
habilidad nuevas entre alumnos y profesores. Se desarrollará un sentido
de la oportunidad por parte de los profesores y de las instituciones para
decidir el punto del continuum donde situarse con el objetivo de conseguir
mejores aprendizajes en un contexto abierto. Y dónde se desarrollará, como
consecuencia, una ayuda pedagógica más efectiva. Estas decisiones, la opción de
tomarlas, deberán ser tenidas en cuenta como un elemento de calidad en la
Educación Superior.
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