La configuración de espacios y de entornos físicos y tecnológicos en la nueva Enseñanza Superior (y III): La investigación. Arquitectura digital. La nube
Este post fue escrito en su redacción actual en mayo de 2014 y era continuación de otros dos que trataban sobre la configuración de espacios, edificios y en general arquitecturas que alojasen los servicios de la universidad digitalmente transformada. Se titularon haciendo alusión a ese tema como "La configuración de espacios y de entornos físicos y tecnológicos en la nueva Enseñanza Superior".
Pueden verlos en
La configuración de espacios y de entornos físicos y tecnológicos en la nueva Enseñanza Superior (I).
La configuración de espacios y de entornos físicos y tecnológicos en la nueva Enseñanza Superior (II)
En el artículo La investigación y la edición científica en la web social: La ciencia compartida (Zapata-Ros, 2011) se habla de los conceptos y de las características de la e-Ciencia (Ciencia 2.0 o ciencia compartida). Se analizan y definen los Entornos Virtuales de Investigación Científica (VREs) profundizando en ello en función de la naturaleza compartida de la ciencia y de la investigación y de sus consecuencias. Finalmente se pone de relieve la necesidad de contar con la información viva de la investigación que hay más allá de lo publicado y que está en “la nube”. Y se concluye señalando la necesidad de que las agencias e instituciones de investigación contemplen en la financiación y en los proyectos, además del apoyo a la edición abierta, en las infraestructuras de VREs.
Pueden verlos en
La configuración de espacios y de entornos físicos y tecnológicos en la nueva Enseñanza Superior (I).
La configuración de espacios y de entornos físicos y tecnológicos en la nueva Enseñanza Superior (II)
En el artículo La investigación y la edición científica en la web social: La ciencia compartida (Zapata-Ros, 2011) se habla de los conceptos y de las características de la e-Ciencia (Ciencia 2.0 o ciencia compartida). Se analizan y definen los Entornos Virtuales de Investigación Científica (VREs) profundizando en ello en función de la naturaleza compartida de la ciencia y de la investigación y de sus consecuencias. Finalmente se pone de relieve la necesidad de contar con la información viva de la investigación que hay más allá de lo publicado y que está en “la nube”. Y se concluye señalando la necesidad de que las agencias e instituciones de investigación contemplen en la financiación y en los proyectos, además del apoyo a la edición abierta, en las infraestructuras de VREs.
Por esas
razones cuando hablamos de ciencia compartida y de su difusión, en todas las
disciplinas “existe el impulso para publicar y para que exista la revisión por
pares” (Fraser, 2005). Los proyectos y políticas de la UE y en particular
del Reino Unido (Fraser, 2005) orientan y favorecen el acceso abierto a los
resultados de la investigación y otras políticas similares para la
investigación financiada públicamente. Esta situación conlleva a que la
infraestructura básica de la investigación suponga impulsar la aplicación de los repositorios
institucionales como parte de la infraestructura básica de investigación
(ResearchCouncils UK., 2008). Pero los repositorios en este contexto
carecen de un carácter fijo y estable, sirven para publicar, para publicar y
debatir preprints y para evaluar. De
hecho con servicios como E-Lis, los
blogs, las propias redes sociales, o los que ofrecen las propias revistas en
sus espacios (incluido OJS) los autores publican particularmente y
someten a la consideración de colegas sus trabajos. La red ofrece garantías de
protección a la propiedad intelectual y a la defensa contra el plagio.
Se produce
en este caso también el efecto “nube” tan característico de la web social. Y
muchas veces este servicio forma parte de la propia web institucional, sin
estar físicamente en ella. La publicación puede estar desde el mismo momento de
su primer borrador. Recordemos que el concepto de “nube” (cloud
o cloudcomputing) va unido los conceptos de web social: El conjunto de dispositivos de gestión,
circulación y almacenamiento, el software, el método y el sistema de acceso a
datos y servicios que no requieren un conocimiento técnico del usuario final, donde
éste coloca para ser almacenado, gestionado y utilizado su producción para ser
vista por otros usuarios.
En este esquema carece de interés
para los usuarios la ubicación física de las informaciones y de la
configuración del servicio.
Las
características y las demandas de la ciencia compartida hacen que los servicios
informáticos, los que dan soporte a la investigación, se ubiquen en la nube,
que por su naturaleza debe ser global, accesible por todos los investigadores y
grupos allí donde estén. El espacio de los servidores, los ordenadores que
gestionan y soportan la información almacenada de respaldo y la que circula por
la red, se ve reducido al mínimo que garantice el respaldo local de cada
universidad y de garantía a lo que circula de forma fluida y cambiante.
En
definitiva los servicios, edificios y máquinas se ven de esta forma reducidos
localmente.
Esto
implica que los repositorios de investigación proporcionan servicios de
depósito y acceso fruto de las investigaciones en cualquiera que los posibles estado en que estas se encuentren. Esta es la
clave de su potencia: El que los trabajos estén vivos en todo momento para
todos, independientemente de donde se encuentren.
La nube (el repositorio de investigación
en la nube) tiene un largo alcance y
recorrido. No se trata sólo de eprints
y resultados de la investigación, incluye proyectos, borradores, y versiones
distintas o alternativas que nos dicen su historia. Esto implica igualmente un
más largo plazo de preservación de los resultados temporales y finales de la
investigación. Y no sólo de los datos, sino de los documentos de recogida de
datos, de creación y de análisis. De hecho, se deben conservar intactos
los «proyectos» (original y versiones), los datos, las publicaciones a que den lugar,
los flujos de comunicación (mensajes y debates en foros), el “material gris”[1],
los cuadernos y otras formas de comunicación nebulosa. Esto es importante preservarlo en un entorno de
investigación, donde en la actualidad casi todo el material ha nacido y se ha criado digitalmente. El desarrollo de
investigaciones futuras a partir de las de hoy depende de esta conservación
(Hey, T. and Trefethen, A.January 2003). Y esto va más allá de la propia
configuración de las universidades particulares.
Como
conclusión alguien, la CRUE, los organismos de investigación (CSIC o
equivalentes europeos), agencias o incluso servicios comunes a todas las
universidades y centros de investigación pero ubicado en una y dependiente de
ellas, deberían ser la nube o su respaldo local en el país correspondiente.
Repercusiones
para la pedagogía y la docencia en la ES:
Se trata de pensar en las TIC fuera del lugar de enseñanza y de cómo esos recursos se podrían desplegar con mayor eficacia. De si los espacios de aprendizaje en los campus universitarios deben ocupar espacios físicos y de cuáles han de ser estos, para a continuación hacer una revisión radical de su diseño. Y hacerlo con la perspectiva de como van a ser estos espacios durante la mayor cantidad de tiempo futuro.
En segundo lugar, la pedagogía que sustenta la educación superior necesita reformarse, incluso en la forma en que fue pensada la educación superior en línea. Ésta era y es una modalidad de clase presencial en línea. La clase tradicional todavía tiene su lugar, pero se está convirtiendo cada vez más anacrónica, no por la tecnología, sino por lo que se enseña y cómo se enseña en una época donde la mayor parte del conocimiento está cambiando de certeza objetiva a provisionalidad subjetiva. Hay presentes un número considerable de otras alternativas eficaces son posibles desde el momento en que cada estudiante posee un dispositivo de aprendizaje móvil, que hace posible entre otras cosas dar cabida a sus necesidades individuales y sentidas personalmente de formación. El aprendizaje se hace más auto-dirigido, también la creación de conocimientos, así como su recepción. Los estudiantes tienen pues un enfoque más activa y amplio de su aprendizaje.
También cambia el papel de los profesores que asumen las tareas apoyo y de facilitación, en lugar de tareas directivas. Permanecen en calidad de expertos, pero reconocen que sus estudiantes también pueden traer conocimiento al proceso de aprendizaje, y también pueden enseñar a los demás.
En tercer lugar, si los estudiantes están conectando de forma remota en los servicios del campus, el desarrollo de contenidos digitales y la prestación de mejores canales de comunicación es necesario para asegurar el éxito de los métodos de aprendizaje distribuido. Si los alumnos estudian exclusivamente o predominantemente fuera de la universidad tradicional, su relación privilegiada con sus compañeros, expertos y contenidos será a través de sus dispositivos personales. Si esto no funciona por alguna razón, los estudiantes se ven separados de repente de sus recursos y de un cierto apoyo de material hecho por expertos exteriores.
A medida que los dispositivos personales se vuelven más frecuente entre la población estudiantil, las universidades tendrán que re-evaluar sus estrategias para la provisión de recursos de campus. Una de las decisiones más importantes que tienen que tomar es asegurarse de que las expectativas de los estudiantes se cumplen desde su percepción de lo que es relevante. De ello depende que asistan a la universidad o no.
Se trata de pensar en las TIC fuera del lugar de enseñanza y de cómo esos recursos se podrían desplegar con mayor eficacia. De si los espacios de aprendizaje en los campus universitarios deben ocupar espacios físicos y de cuáles han de ser estos, para a continuación hacer una revisión radical de su diseño. Y hacerlo con la perspectiva de como van a ser estos espacios durante la mayor cantidad de tiempo futuro.
En segundo lugar, la pedagogía que sustenta la educación superior necesita reformarse, incluso en la forma en que fue pensada la educación superior en línea. Ésta era y es una modalidad de clase presencial en línea. La clase tradicional todavía tiene su lugar, pero se está convirtiendo cada vez más anacrónica, no por la tecnología, sino por lo que se enseña y cómo se enseña en una época donde la mayor parte del conocimiento está cambiando de certeza objetiva a provisionalidad subjetiva. Hay presentes un número considerable de otras alternativas eficaces son posibles desde el momento en que cada estudiante posee un dispositivo de aprendizaje móvil, que hace posible entre otras cosas dar cabida a sus necesidades individuales y sentidas personalmente de formación. El aprendizaje se hace más auto-dirigido, también la creación de conocimientos, así como su recepción. Los estudiantes tienen pues un enfoque más activa y amplio de su aprendizaje.
También cambia el papel de los profesores que asumen las tareas apoyo y de facilitación, en lugar de tareas directivas. Permanecen en calidad de expertos, pero reconocen que sus estudiantes también pueden traer conocimiento al proceso de aprendizaje, y también pueden enseñar a los demás.
En tercer lugar, si los estudiantes están conectando de forma remota en los servicios del campus, el desarrollo de contenidos digitales y la prestación de mejores canales de comunicación es necesario para asegurar el éxito de los métodos de aprendizaje distribuido. Si los alumnos estudian exclusivamente o predominantemente fuera de la universidad tradicional, su relación privilegiada con sus compañeros, expertos y contenidos será a través de sus dispositivos personales. Si esto no funciona por alguna razón, los estudiantes se ven separados de repente de sus recursos y de un cierto apoyo de material hecho por expertos exteriores.
A medida que los dispositivos personales se vuelven más frecuente entre la población estudiantil, las universidades tendrán que re-evaluar sus estrategias para la provisión de recursos de campus. Una de las decisiones más importantes que tienen que tomar es asegurarse de que las expectativas de los estudiantes se cumplen desde su percepción de lo que es relevante. De ello depende que asistan a la universidad o no.
Referencias
Clark, D. (2013). MOOCs: taxonomy of 8 types of MOOC. Donald Clark Plan
B.
Reigeluth, C. (2012). InstructionalTheory and Technologyforthe New
Paradigm of Education. RED,
Revista de Educación a Distancia. Número 32. 30 de septiembre de 2012. Consultado el (dd/mm/aaa)
en http://www.um.es/ead/red/32
Zapata-Ros,
2012a http://www.um.es/ead/red/31/zapata_ros.pdf
Zapata-Ros,
2012b http://eprints.rclis.org/17463/
Zapata-Ros,
julio 2013 http://blogcued.blogspot.com.es/2013/07/any-time-and-anywhere.html
Zapata-Ros,
febrero 2014 http://redesabiertas.blogspot.com.es/2014/02/byot-aprendiendo-con-el-movil.html
[1] Se
entiende por the 'grey' material” todo el
material de la producción científica que no es utilizado por las editoriales.
Es decir todo lo que utiliza la comunidad científica que no está limpio y depurado
para ser incluido en una publicación convencional.
Comentarios
Publicar un comentario