Este año he tenido el privilegio
de participar por primera vez en los encuentros que, todos los veranos desde 2009, se celebran en el Palacio de La Magdalena, en Santander, dentro de los eventos que organiza la Universidad Internacional Menéndez
Pelayo. Lo he hecho a invitación de sus directores Pablo Mª de Castro García y Andrés Pedreño Muñoz.
Se pueden decir muchas cosas y
todas excelentes sobre la iniciativa.
Primero sobre las personas que
son el alma del evento. A Pablo de Castro
lo he conocido directamente, en vivo, ahora. Pero antes he tenido una
larga trayectoria de contactos a través de la web social.
Andrés no hace falta que diga lo
que es en el panorama de la universidad española e internacional de los últimos
treinta años, o en el mundo de la economía, ni en el mundo de la innovación en
la emprendeduría. Está todo escrito desde Wikipedia hasta Dialnet, pasando
por Google Scholar, y desde luego en los
numerosos blogs y redes sociales donde participa o donde se glosa su actividad.
Pero es en el plano personal
donde se puede valorar bien su dimensión, en la conversación, que es donde más
se puede interactuar y donde se pude ponderar su denso juicio sobre los
problemas más arduos o sobre las cuestiones más espinosas. Pocos como él conocen
la universidad española de las últimas décadas
hasta su tejido nervioso, los flujos que circulan y las líneas de
fuerza que la configuran como sistema.
Pero en este caso, lo que sobre
todo cabe atribuir a Andrés Pedreño es su papel de impulsor primero y de
dinamizador después de un debate amplio en una plataforma de prestigio, con
resonancia en otros foros, fundamentalmente el de la CRUE, en torno a la
Universidad en la Sociedad del Conocimiento.
Resalto lo de plataforma de
amplias y rigurosas resonancias porque en el tiempo que estuve allí me crucé
con algunas de las más autorizadas voces en los campos más relevantes de la
actualidad científica, económica, política (en el buen sentido) y social. Como
no podría ser de otra forma tratándose de una institución cuyo sentido es
servir de portavoz a las voces más autorizadas de los temas más clave. Por allí
pasaron antaño Ortega, Unamuno, premios Nóbel como Schrödinger,... Y en aquel momento, a lo largo de mi
estancia, pude ver, en persona, en los tablones de anuncios, o
simplemente conversando con ellos, a Emilio Ontiveros, Theresa Zabel (con
quien tuve una sustanciosa conversación), Antonio López Vega, José María
Izquierdo, Gumersindo Lafuente, Alfredo Pérez Rubalcaba, Enric Juliana, Pedro
Arriola,…
En definitiva se trataba de un marco que inspiraba
confianza, distensión y buen tono. Condiciones indispensables para abordar los
temas.
A partir de lo que pude ver y
participar (el primer día no pude asistir) puedo decir que los contenidos en
las intervenciones en los debates y en pasillos y cafés, sin duda fueron
sustanciosos. La razón además de lo propicio del ambiente es porque intervenían
los agentes, en este caso los rectores, exrectores y técnicos, y los analistas:
expertos cualificados de la dinámica universitaria en relación con lo que, de
forma un poco anacrónica, en la CRUE llaman TIC. Pero que son temas que abarcan el que va desde
las TIC clásicas a lo que se denominaba Smart University 4.0, que incluye las más recientes affordances inclusivas y de personalización. Sólo de pasada
diré que no me quedó muy claro porqué se le aplicaba la denominación de
cuántica. ¿Será porque la dinámica es a impulsos o paquetes corpusculares
discretos?, ¿no hay un continuum? En todo caso las intenciones de los
organizadores eran diáfanas.
Se trataba en definitiva de abordar “las
últimas tendencias de vanguardia como el Big Data, Machine Learning, IoT,
sensores inteligentes, MOOCs, servicios Cloud avanzados y métodos de
análisis en tiempo real” en la idea de que “todas estas tendencias y
tecnologías, relacionan los datos con las actividades humanas, revolucionando
los procesos tradicionales e introduciendo un nuevo paradigma conocido
como Industria 4.0”.
En este contexto el objetivo era
avanzar en el análisis, de lo que se calificaba como un ecosistema, el de la
Universidad Smart 4.0, discutiendo y
reflexionando, en cómo podríamos anticiparnos a lo nuevo y desconocido de
esta realidad cuántica,
en donde los estados superpuestos (este debe ser el sentido de lo cuántico) y
entrelazados están permitiendo ejemplos como la Universidad Minerva
(https://minerva.kgi.edu), por citar el caso de una universidad virtual e
itinerante entre las mejores
universidades y ciudades del mundo, hasta la realidad de la universidad
española.
A este marco, como después se verá
ceñí mi intervención. El objetivo señalado, pues, era claro.
Como comentario general cabe
señalar la brecha entre las perspectivas y tendencias que se planteaban como
horizonte y la realidad española. Esa se puede decir que fue la constante
recurrente de toda la actividad.
Las intervenciones que se pueden seguir con
detalle en los vídeos me propiciaron importantes descubrimientos que contribuyeron
a ubicarme en el hábitat particular del seminario.
A esa información, que el lector
puede procesar por sí mismo, añado la percepción que tuve de dos grupos
claramente diferenciados. Excluyo de esa taxonomía a Andrés, que merece capítulo
aparte, cuyo perfil en el evento queda identificado en el
espíritu de la reunión, que supongo se desprende de este post. También sucede
algo parecido en lo que pude percibir con Pablo de Castro.
El primer grupo lo constituían
rectores, ex-rectores (Segundo Piriz, Salvador Ordóñez, e incluso Andrés
Pedreño ) y técnicos (Tomás Jiménez, …). Manifestaban un estimable voluntarismo
de acercarse a un horizonte que vislumbraban claramente, pero que, con el plomo
que pone a sus intenciones la inercia tremendamente conservadora de la
universidad, lo veían como algo utópico. En su quehacer se impone siempre el
día a día de lo posible.
El otro grupo era el de los, digámoslo así, analistas, entre los que me puedo considerar.
Tengo que decir, no sin
arrepentimiento, que hasta entonces no había prestado mucha atención a
Alejandro Piscitelli, como autor. Sin duda quedé erróneamente impresionado por
algún artículo anterior que me llevó a identificarlo con esos autores tan
frecuentes en ciertas latitudes, no siempre latinoamericanas, que practican una
metodología exegética, por llamarlo de alguna forma. Sin embargo quedé muy
gratamente impresionado por la descripción que hizo de la universidad Minerva
(a la que ya conocía, e incluso la había identificado como otro de esos grandes
---por lo relevantes--- exponentes del cambio de paradigma en la ES, junto con
los MOOC, la universidad abierta en general, las opciones personalizadas o el
flipped classroom, y los productos subsecuentes). La crítica a su intervención la hizo Jesús
Pindado, la pueden ver en los vídeos, y
era una crítica básicamente metodológica, que no afectaba al fondo de la
cuestión. Pero es importante la vinculación que hizo con el estado de crisis
que sufre la universidad global (cuestión en la que coincidimos, para ello
basta ver mi libro sobre los MOOC y la crisis universitaria) y la alternativa
que representa Minerva. Habrá que profundizar.
A Juan Domingo Farnós ya lo
conocía, su esperada intervención
consistió en un recopilatorio de sus
conocidas posiciones. No defraudó. Tenemos que hablar y concretar en el
análisis y en las delimitaciones conceptuales.
Mi posición era muy clara, al
menos intenté que así fuera y organizar el discurso en un esquema como el
siguiente:
- Hay un tsumani. La universidad en la Sociedad del Conocimiento está perdiendo las dos funciones que le dan su razón de ser: El monopolio del conocimiento, y de incrementarlo mediante la investigación, por un lado y su papel como vía de promoción social y profesional, por otro.
- Ese tsunami tiene una componente económica. Las economías de los países y de las familias no pueden compensar lo que la universidad les devuelve (son los casos respectivamente de Japón y de las familias nortamericanas). Y están reaccionando, con políticas de recortes (los conocidos Abenomics, en el caso del Japón, mediante eliminación de estudios que no suponen rendimiento y, en el caso norteamericano y español, con el abandono por parte de los estudiantes)
- Frente a ese desafío las universidades punteras han respondido con políticas coordinadas de opciones emergentes (los MOOC se convierten en nanodegrées, dual layer, Learning and Performance Support Systems: LPSS, etc) y con opciones de rendimiento en la inserción profesional con grandes empresas, fundamentalmente las tecnológicas. Así surge por ejemplo la OEA (Open EducationAlliance).
- La universidad española corre el riesgo de no reaccionar. La situación es de inanidad, similar a la de los turistas del vídeo del tsunami que sestean cinco minutos antes de la llegada de la gran ola a la playa.
- Sin embargo hay esperanza. La universidad española tiene lo que Christensen en su Teoria de innovaciones disruptivas llama “núcleo no extensible”. Es decir posee un patrimonio que en primer lugar tiene que reconocer como tal y valorar. Me refiero a: Medologías docentes de ayuda pedagógica adecuadas (Personalización, mastery learning, etc), que apoyadas en la tecnología, una tecnología adecuada, inclusiva, apoyada en la analítica de los ecosistemas de aprendizaje y de lo sentornos personales y con un diseño instruccional eficiente. Y por supuesto con contenidos relevantes para el rendimiento. Este punto, y no más, es el que confiere valor en un sitio de tecnología, como éste, a la presente propuesta.
La cuestión es si va a reaccionar a tiempo y
de forma adecuada.
A la conferencia, siguió sin solución de continuidad, una mesa de debate que pueden seguir igualmente en el video
La cuestión que plantea Juan Domingo Farnós dio lugar a un post que enlazo donde completo la respuesta que dí en la misma sala.
Por la mañana fue muy significativa de la situación la intervención del Presidente de la
Sectorial TIC de la CRUE, el rector Segundo Píriz Durán, de la Universidad de
Extemadura, a quien felicité en su gestión por el Campus Virtual
Interuniversitario (La UNEX lo promociona). A la pregunta que le hice manifestó
su desconocimiento acerca de que en los informes UniversiTIC ni tan siquiera se
citaban los espacios sociales, excepto en el último que se hacía para aludir a
temas de imagen corporativa. La cuestión es paradigmática.
La pregunta estaba documentada,
porque tuve ese informe entre la documentación que utilicé para el trabajo Gestión
del aprendizaje y web social en la Educación Superior en línea (Zapata-Ros,
2015). Utilicé los informes hasta el de 2013, con fecha diciembre de 2013.
Posteriormente sólo ha habido uno
más, el de 2014 con fecha diciembre de 2014. En el tampoco aparece nada
sobre web social o redes social que tenga sustancia. Solo de forma declarativa como
tema incluido dentro del apartado Conocimiento
en Abierto, Comunicación Social, movilidad y colaboración [pág. 94] y como objetivo para los próximos
años. Por cierto, dicho sea de paso, no dice muy bien de la
cultura académica y universitaria que se confundan los términos gráfico y
tabla. En la página 95 del documento
a una tabla le llaman gráfico
Afortunadamente el rector Segundo Piriz, en su respuesta, se comprometió
públicamente a tenerlo en cuenta en el próximo informe. Esperemos que cuente
con un marco de referencia adecuado para evaluar la situación.
El corte del vídeo, que queda como testimonio lo podemos ver a partir del minuto 41 en el vídeo siguiente.
El corte del vídeo, que queda como testimonio lo podemos ver a partir del minuto 41 en el vídeo siguiente.
En resumen, la estancia en
Santander en lo personal ha sido muy grata, con una organización inmejorable y un ambiente
extremadamente cálido y cordial. Como corresponde a la mejor tradición de la
Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Dicho esto, la constatación de
más alcance a partir de las intervenciones es que la Universidad Española va a
remolque de los cambios que se producen en la sociedad actual, que es ya la
Sociedad digital, la sociedad del conocimiento. Va a remolque pero con un trecho
muy grande entre ella y la locomotora. Y lo que es peor: ignora de forma autosuficiente
esa situación. Si eso es así con respecto a los cambios tecnológicos, que a
pesar de su transcendencia no son los importantes, en el resto de innovaciones que, de todo orden, se derivan de ellos es que vive de espaldas. Pero sobre todo lo hace en lo que tiene que ver con las nuevas metodologías y
entornos docente, y con las nuevas formas de aprender. Que es lo mismo que
decir con relación a los nuevos ambientes y relaciones educativos generados en los espacios
conectados y sociales. Espacios que son también de proceso del conocimiento y
de interacción entre los investigadores.
En un momento alguien se asombró
(favorablemente, y así lo destacó) de que se hiciesen intervenciones que
nominalmente no fuesen tecnológicas, refiriéndose a una que hice sobre diseño
instruccional. Sin duda pensando que una cosa son las TIC aplicadas a la educación y otra la educación. Pero
No hay educación universitaria con TIC, o tecnologías aplicadas a la Educación Superior. Hay simplemente educación universitaria.
Referencias.-
Zapata-Ros, M. (2015). Gestión del aprendizaje y web social en la
Educación Superior en línea/Learning management and social web in Higher
Education online. http://eprints.rclis.org/25020/
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