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Respuesta a tres preguntas sobre aprendizaje en el siglo XXI y la formación del profesorado.



§ Hoy he respondido a unas preguntas que me han enviado desde Fundación Telefónica  para su programa Educared. Creo que el tenor de las respuestas, hechas a bote pronto, hace que merezca la pena que sean compartidas. Y si inducen a debate, por muy pequeño que sea, mucho mejor.
Las preguntas van en negrita .

1.     A partir de los casos de éxito en el uso de las TIC en la educación que conoces, ¿consideras que hay elementos o características comunes que nos ayuden a orientar la integración de la tecnología para la mejora del aprendizaje?

A lo largo de toda mi experiencia me ha quedado muy claro que un adecuado diseño instruccional es imprescindible para integrar las tecnologías de manera que se mejore el aprendizaje de forma eficaz. No lo es en exclusiva para estos procesos de interación, pero en este caso es clave.
En este momento en que están en debate los cursos masivos online (MOOCs) la principal crítica que se les hace es la carencia de un diseño instruccional que organice la ayuda pedagógica a los participantes, la interacción de profesores y alumnos y la evaluación de aprendizajes en proceso. De esta forma los MOOCs se constituyen en una modalidad de formación donde solo los alumnos más capacitados, bajo cierto prisma, que no siempre es el más conveniente, sobreviven.
Aunque hay otros elementos que ayudan a la integración de la tecnología, es comúnmente aceptado que alcanzan su máxima eficacia cuando se integran en el diseño instruccional. Nos referimos, resumiendo mucho, a todos los que permiten organizar la ayuda pedagógica: unas guías didácticas adecuadas, una evaluación formativa y unos criterios y valores que informen teórica y prácticamente el aprovechamiento del potencial de la tecnología en función del resto de componentes del diseño: Actividades, objetivos competenciales, evaluación de aprendizajes, etc.

2.       ¿Qué tipo de currículum es más adecuado para el desarrollo de las competencias del s.XXI?

Además de las básicas y específicas, deben incluirse como competencias clave para la sociedad postindustrial del conocimiento las competencias metacognitivas.
Sin entrar en una justificación detallada, sí puede decirse que existe un consenso  sobre el  papel de la  metacognición  en el contexto del aprendizaje ayudado por la tecnología.  En él se debe pensar cuando abordemos la práctica del diseño educativo. Sobre todo en la selección, secuenciación y organización de los contenidos atendiendo a las características y situaciones de aprendizaje específicas de los alumnos. El carácter autodidáctico que, en gran medida, poseen estos entornos  requiere, más que de ningún otro, que  los alumnos dispongan de un buen conocimiento de sus propios recursos para aprender.
Esto conlleva varios desafíos:
    • Cómo construir un curriculum para  inducir elementos que incrementen esta ineludible  e intransferible función del aprendiz en un entorno de aprendizaje con tecnología
    • Investigación de las herramientas cognitivas o de regulación del propio conocimiento. Y cómo se adquieren.
    • Bajo qué  criterios o con qué condiciones se podrían incorporar en las actividades de los alumnos en un ambiente tecnológico (web social, repositorios, motores de búsqueda personalizada)  elementos de autocontrol de la actividad cognitiva de los sujetos.
    • Qué guías didácticas, y particularmente con qué especificaciones de diseño instruccional, pueden cumplir las funciones citadas y bajo qué criterios o en qué condiciones.
El curriculum debe ser flexible, pero eso no basta: debe de ser diseñado de manera formativa, con metodología de investigación formativa, y en general con metodologías basadas en el diseño, que permitan obtener conclusiones en el proceso, sin que concluya, para introducir mejoras en un bucle continuo.
El curriculum debe organizarse, y la gran ventaja de las tecnologías es que lo permiten, atendiendo a los clusters de competencias individuales. Adaptándose a las características personales de aprendizaje de los alumnos, agrupándolos por perfiles de aprendizaje.

3.       ¿Cómo deberían ser formados los futuros profesores? ¿Y los profesores en activo? En tu opinión, ¿qué casos de éxito pudieran servir de referencia para ambos?

Buena parte de mi vida profesional la he dedicado a la formación del profesorado y a su organización, fomentando sobre todo la autoformación en la práctica, tanto de profesores y maestros en servicio como en la capacitación inicicial. Ello me ha llevado a concluir que, en cualquier caso, la formación, para que sea eficaz, debe de cobrar sentido y significado en el contexto de la práctica del docente.
Siendo coherente con lo anterior, actualmente los diseños de los planes de estudios, los practicums de los grados de maestro y los másteres de secundaria, en definitiva la formación inicial docente, deberían contemplar, sin menoscabo de otros, al menos contenidos para la:
-Capacitación que ayude a desarrollar en los alumnos estrategias metacognitivas.
-Evaluación en contextos de entornos sociales-personales de aprendizaje.
-Investigación y evaluación de diseño y formativa.
-Intervenir y evaluar en entornos y en situaciones de aprendizaje no formal e informal.
-Diseño instruccional.
Por otra parte,  la formación de los profesores en activo, se acepta según hemos visto  que debe ser integrada en la práctica y, como ya viene siendo común, debe contemplar una capacitación en metodologías que incorporen de forma eficaz las nuevas herramientas. Pero sobre todo la novedad inevitable, por su potencia y por su vigencia, es la necesidad de capacitar en el uso y en la integración, de forma preferente en los entornos de aprendizaje, de la web social y  de los entornos ubicuos. Capacitar a los profesores para  que diseñen una programación diaria y de aula que las integre, pero también utilizar estas herramientas como medios y como ámbitos de su propia formación, compartiendo recursos, ideas y experiencias para trabajar compartiendo. Deben habilitarse redes sociales, al modo de como sucede con las redes científicas como Mendeley, Academia.edu, Research Gate, etc., de profesionales de la docencia y de la investigación docente.
Otra referencia metodológica lo constituyen los patrones. La educación con tecnología y su diseño instruccional supone la concurrencia de profesionales provenientes de distintos ámbitos. Entraña procesos de naturaleza multidisciplinar. Un trabajo conjunto bien fluido es imprescindible. Debe articularse, no solo una comunicación clara, entre el cuerpo técnico encargado de la instalación y configuración, del mantenimiento, actualizaciones, etc. y los profesores o los diseñadores instruccionales, sino que sobre todo debe haber instrumentos técnicos de trabajo en común. Creemos que una buena metodología para este tipo de trabajo es la basada en patrones.
El concepto de patrón en este dominio se aplica a estructuras de información que permiten resumir y comunicar la experiencia acumulada y la resolución de problemas, tanto en la práctica como en el diseño, en programas de enseñanza y aprendizaje a través de redes. Los patrones están diseñados para acoger y tener en cuenta  las mejores prácticas en un determinado dominio, en particular los patrones instruccionales tratan de alojar, para tener en cuenta de la forma más eficiente, el conocimiento de expertos en la práctica de la enseñanza y en las características de aprendizaje a quien va dirigido el programa de formación. El objetivo es captar la esencia de la buena práctica en una forma resumida (abstrayendo los elementos más significativos) de manera  que pueda ser fácilmente comunicada a los que la necesitan en un contexto de condiciones distinto. 
En mi opinión no hay casos de éxito integral de programas o modelos de formación. No puede decirse que haya modelos que, en todas las dimensiones, incorporen buenas prácticas. Los programas de formación inicial son reglados y responden a iniciativas que en consonancia a demandas y a situaciones muy generales, y los programas de formación permanente, si responden a la demanda del contexto de práctica, son muy diversificados.
Sí cabe hablar de buenas prácticas individuales y de grupos. He tenido oportunidad de participar en algunas de ellas en el contexto del programa OLPC (One Laptop Per Child), o como experiencias singulares en los antiguos programas de nuevas tecnologías del PNTIC-Proyecto Atenea o en los programas de “formación en centros” de los Centros de Profesores.
Igualmente cabe hablar de ideas o de propuestas teóricas que constituyen rasgos de calidad en la formación. Así creo que un eje, que centraliza los distintos aspectos, es el que pone énfasis en el diseño instruccional. En ese sentido son de destacar los trabajos de Reigeluth (2012)  que lleva a cabo a través de la Universidad de Indiana y que tienden a formar a los profesores “en los procesos de cambio que han experimentado de forma exitosa y en los mejores métodos disponibles de instrucción para satisfacer las necesidades de los estudiantes individuales”. Sus investigaciones más recientes han supuesto un avance de los conocimientos sobre los sistemas personalizados, con tecnologías integradas, que soportan el paradigma centrado en el alumno de educación.
Otro modelo exitoso, éste sobre el uso de repositorios de recursos abiertos, que he tenido la oportunidad de conocer son los trabajos del RLO-CETL (las instituciones socias son London Metropolitan University, the University of Cambridge and the University of Nottingham) y del repositorio Repository Usage Agreement (RUA), que ha supuesto la implicación de un gran número de docentes. Se trata de un caso de formación en la práctica.
Por lo demás en el Máster que coordino en la Universidad de Alcalá, sobre aprendizaje en entornos tecnológicos, hemos ido diseñando el plan de estudios a partir de las competencias que hemos entendido necesarias y de ir juntando casos concretos en los que se han desarrollado de forma que entendemos más eficiente.

Referencias.-
Reigeluth, C. (2012).   Instructional Theory and Technology for the New Paradigm of Education.  RED, Revista de Educación a Distancia. Número 32. 30 de septiembre de 2012. Consultado el (dd/mm/aaa) en http://www.um.es/ead/red/32
Reigeluth, C. (2012).  Teoría instruccional y tecnología para el nuevo paradigma de la educación. RED, Revista de Educación a Distancia. Número 32. 30 de septiembre de 2012. Consultado el (dd/mm/aaa) en http://www.um.es/ead/red/32

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