La tecnología ubícua permite al alumno realizar actividades educativas allí donde esté, y contar con los componentes de su entorno social de aprendizaje.
Esta es la idea que se mantiene como tema de fondo en el artículo que acabo de publicar en el nuevo número de RED Revista de Educación a Distancia. Pero en él, más allá de conceptos y definiciones, está la justificación de la calidad centrada en el aprendizaje en estos entornos, que es la misma que en el resto de trabajos anteriores: Suministrar elementos de referencia, rasgos, requisitos e indicadores, para el diseño instruccional y para los usuarios.
Los entornos ubicuos se han difundido y popularizado en actividades básicas, como por ejemplo las económicas. Así hablamos de m-commerce más allá de e-commerce. De esta forma hay aplicaciones para el comercio, para la banca, las bolsas de valores, los negocios y para el hogar. Y vemos a profesionales utilizar dispositivos 3G en trenes, metro y aeropuertos, y Wi-Fi en salas de espera, cafeterías y restaurantes. Este hecho es irreversible. La propia utilidad ha impuesto su uso, sin necesidad de formación de usuario y con un valor añadido que produce más beneficios que coste.
Desde hace tiempo la literatura especializada (Trifonova, A., March 2003) nos muestra interesantes y significativas iniciativas de integración de entornos ubicuos, los LMS disponen en su totalidad versiones APP, aunque el desarrollo y el interés de las corporaciones por dispositivos especializados no ha corrido paralelo (Keagan, 2005a).
Entre otras justificaciones para el aprendizaje móvil, y de paso una base sólida para este persuadir a este sector de la industria, la constituye lo que Keagan (2005a) llama "ley de las tecnologías" de la educación a distancia según la cual
"No es con las tecnologías inherentes a las cualidades pedagógicas con las que se tienen éxito en la educación a distancia, sino con las tecnologías que están asumidas y son de uso generalizado por los ciudadanos”.
Para apoyarla señala un ejemplo, el de los videodiscos interactivos (laser discs) de los años noventa ¿Quién los recuerda ahora?. Estos dispositivos reunían todas las condiciones y las características pedagógicas, según atestiguan numerosas investigaciones internacionales y españolas de la época, para ser utilizados en distintas áreas de aprendizaje y disciplinares, entre ellas las ciencias sociales, el arte y sobre todo la enseñanza de los idiomas como lenguas extranjeras y la lectoescritura. Sin embargo no tuvieron éxito porque no era de uso corriente, no había la suficiente cantidad de gente que lo poseyera.
Esto no sucede ahora con la tecnología móvil, su difusión es mayor que la de cualquier otra en cualquier época.
Dado el interés y pertinencia de estudiar la evaluación de los entornos ubicuos de aprendizaje, los sistemas de enseñanaza y aprendizaje apoyados en esta tecnología, no splanteamos determinar sigiiendo el modelo desarrollado en otros trabajos anteriores (Zapata, 2003 y Marcelo y Zapata, 2008) rasgos de calidad y los correspondiente indicadores siguiendo una metodología similar: centrada en el aprendizaje.
Cuando nos planteamos definir objetivos de la calidad, en éste como en los demás casos, el objetivo es definir y proporcionar rasgos, requisitos e indicadores que permitan evaluar las actividades que se hacen o pueden hacer con el apoyo de los dispositivos que constituyen estos entornos, y como se organizan en función de los aprendizajes obtenidos, si son distintos, nuevos o mejores que por otros medios.
El objetivo es pues la evaluación y la forma de evaluar la solidez pedagógica del aprendizaje móvil o ubícuo. Para ello desarrollaremos una serie de reflexiones sobre la aplicación de ideas y conceptos extraidos de lo sdesarrolos teóricos constructivistas y socioconstructivistas y a partir de ellos establecer seis elementos de evaluación: Integración de la tecnología ubicua en el sistema, fundamentación teórica, programación y coordinación docente, presencia docente, ajuste de las actividades a la configuración y características de los dispositivos y evaluación.
El aprendizaje ubícuo.
Si representamos (Fig. 1) funcionalidad (capacidades para procesar, elaborar y representar) y la movilidad de los dispositivos, la curva tradicional casi es lineal, de una proporción inversa, con la tecnología referida a un momento dado:
Sin embargo esto habría que matizarlo (Fig. 2) actualmente con algunas restricciones: La funcionalidad no disminuye a partir de ciertos límites aunque aumente indefinidamnete la movilidad. La funcionalidad disminuye en un principio pero se mantiene debido en buena parte a la calidad y cantidad de las aplicaciones y a una mayor presencia potencial de la información (cloud-computing). Las restricciones son en todo caso ergonómicas o por funcionalidad humana.
Fig. 2.- Relación funcionalidad-movilidad en la actualidad.
Sin embargo el hecho en sí es el mismo, en un rango determinado el aumento de la movilidad supone una disminución de la funcionalidad o en todo caso unas restricciones prácticas.
De igual forma que existe un continuum desde el punto de vista de la funcionalidad en los dispositivos utilizados, que va desde los ordenadores de escritorio a smartphones y tablets pasando por ordenadores portátiles,existe un continuum desde ele-learning hasta el m-learning. Realmente se podría decir que m-learning es e-learning con menos funcionalidades, o funcionalidades menos finas, y con más movilidad. Esto, que puede parecer una conceptualización obvia o irrelevante, presenta nuevos, muy potentes y radicales cambios en la metodología, debidos al aumento de oportunidades y de ámbitos donde realizar las actividades. Pero sobre todo por sumergir a éstas en un contexto social muy potente y asumido por la población como entorno de relación.
En definitiva el concepto de aprendizaje móvil o ubicuo debería bascular sobre la movililidad a partir de lo avanzado sobre usos y posibilidades educativas del e-learning, del aprendizaje apoyado por la tecnología o del aprendizaje conectado.
Quizá pues quedaría por determinar qué son en este contexto dispositivos móviles. Podemos decir que son dispositivos que se pueden utilizar en la actividad educativa, para aprender, y se pueden llevar en el bolsillo, en el bolso o en una cartera, y que admiten conexión 3G o wifi, o las que en su momento las sustituyan.
La definición que proponemos para el aprendizaje móvil o ubicuo es pues sencilla en su formulación pero de importantes implicaciones:
Continuar la acción educativa y los procesos de aprendizaje a través de teléfonos inteligentes y tablets.
Hablamos de smartphones y tablets porque son los dispositivos vigentes, pero realmente la característica de aprendizaje móvil es que utiliza dispositivos que
- Las personas utilizan y llevan a todas partes.
- Son considerados como dispositivos personales para utilizar entre amigos.
- Son baratos y fáciles de usar.
- Se utilizan constantemente en todos los ámbitos de la vida con variedad de configuraciones y usos que combinan Internet con la ubicuidad.
¿Aprendizaje móvil o ubicuo? A la hora de elegir palabra no es tan importate el término en sí como la conceptualización, y ambas ---aprendizaje móvil o aprendizaje ubicuo--- quedan así con un contenido entendemos que claro y equivalente. Sin embargo, por las connotaciones que encierra el término, parece más indicado ubicuo. En este caso observamos que hay una carga más fuerte sobre las posibilidades de acceder e interoperar con recursos y personas en todos los sitios que en el caso de móvil que hace más fuerza en los dispositivos “móviles”. Creemos que es más importnate tener un accceso básico disponible en todas las partes a la documentación los programas y aplicaciones, cloud computing, y una buena cobertura 3G o wi-fi, que las funcinalidades de los dispositivos, que no siempre es preciso utilizar.
Por último cabe señalar que para que la acción educativa sea eficaz, de calidad, el sistema de formación debe contemplar en su acción y en sus consecuencias esta nueva situación, pero incluso de que cuando hablamos de aprendizaje ubicuo entendemos en todas partes, incluso en las aulas, o en el centro escolar, en los pasillos, en el espacio de recreo y en la biblioteca, donde se deben generar situaciones de acceso y de uso. Las programaciones y la acción docente deben pues garantizar un enlace educativo entre las actividades vivas, las actividades en conexión o de aceso a los recusos en casa o en la biblioteca y el enlace móvil, como un todo continuo e integrado. Que además pueda ser evaluado.
ISSN 1578-7680
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MU-2554-2001
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